Ha tardado exactamente una jornada en desmentir a sus críticos Zizou. Al partido siguiente… ¡Zasca! El nuevo slogan para criticar al técnico del Madrid era: “Zidane tiene cuatro delanteros y sólo confía en Benzema.” Ese era el lema con el que se pretendía generar presión contra el entrenador más exitoso del planeta (y esto no lo voy a argumentar, porque ahí están los títulos y el tiempo que ha tardado en conseguirlos).

Pues bien, ante el Betis, Zizou salió con Benzema y Jovic de titulares. Y en la segunda parte cambió al bosnio por Mayoral. Y si no jugó Mariano es porque aún se está recuperando de una intervención de amigdalitis. Es decir: que había tres delanteros disponibles y jugaron los tres.

Hace un año, por estas fechas, a Zidane se le criticaba que no confiaba en los jóvenes. En concreto, no contaba, según cierto sector de la prensa, con Vinicius. Pero resulta que Vini ha ido entrando en el terreno de juego con cierta frecuencia y en partidos importantes, como el Clásico, en el que fue decisivo. (Por cierto, y saliéndome del tema, si esta temporada Vinicius vuelve a sentar a Piqué por tercer año consecutivo, tendremos que empezar a considerar estas jugadas como una tradición.)

Valverde, Rodrygo y Vinicius han sido los jóvenes en los que más ha confiado Zidane, si excluimos a Mendy, que está en la frontera entre ser considerado un jugador joven o un jugador con cierta madurez.

También debemos hablar de Militao y Jovic, que la temporada pasada no jugaron demasiado, pero que han tenido su minutaje.

Realmente, los jóvenes con los que no contó Zidane fueron Brahim y Mariano, que no es tan joven. De hecho, tiene la edad de Varane, al que ninguna persona sensata define como “joven” dentro de su profesión.

Pero el partido que destroza el mito de que ZZ no cuenta con los jóvenes es el de la semana pasada. En el once titular juntó a Mendy, Valverde, Odegaard, Vinicius y Rodrygo. Y a la hora de hacer los cambios, introdujo a Marvin y Arribas, dos canteranos que no aparecían en ninguna quiniela. Hasta siete de los llamados “jóvenes” pisaron el terreno de juego. Así que la crítica del “no confía en los jóvenes” se volvía insostenible.

Como el Madrid no metió goles, la posible nueva crítica se hizo evidente: los goles son cosa de los delanteros… y sólo jugó Benzema… en una plantilla que a día de hoy cuenta con cuatro puntas. ¡Perfecto! Ya podemos decir que Zidane no cuenta con los delanteros…

Pero a la jornada siguiente, puñetazo en la boca de los críticos, y los dientes por los suelos… ¿Qué podemos criticar ahora? Que el VAR tuvo que intervenir hasta en tres jugadas decisivas. Pues allá vamos… Aunque no hay nada discutible. Vistas por televisión y con las repeticiones claras, todas las decisiones fueron acertadas sin lugar a dudas. El gol fue legal, la expulsión evidente y el penalti claro. Pero se discutirá. El argumento será el mismo que en la recta final de la temporada pasada: “es que el VAR siempre pita a favor del mismo…”. Un argumento resultón pero tramposo: no es malo ni bueno que el VAR pite o deje de pitar siempre a favor del mismo (aunque pueda ser anómalo). Lo malo o lo bueno es que el VAR falle (como aquella patada de Luis Suárez a un portero rival, que el VAR convirtió en gol, en un Barça – Levante que iba empatado) o que el VAR acierte (como en este partido y como en las falsas polémicas de la temporada pasada).

Sin embargo, estas críticas a los árbitros serán sólo el respiro que se tomarán los antis y los que viven de emponzoñar, hasta encontrar algo que criticar al técnico blanco. Porque, en el fondo, toda crítica a los árbitros conlleva que el equipo ganador no ha merecido la victoria, o no ha ganado por méritos propios. Y si un equipo no gana por méritos propios es porque juega mal. Y si juega mal es porque algo está haciendo mal su entrenador. Así que criticar al árbitro o al VAR es sólo una forma de ganar tiempo y de preparar el terreno para las siguientes críticas, justificadas o no. El objetivo final es siempre demeritar al ganador.

Yo creo que si James hace goles o reparte asistencias en las próximas jornadas con el Everton, y si le secundan Bale y Reguilón desde el Tottenham, escenario no descartable, las críticas irán por ahí: “los jugadores a los que destrozó Zidane…”, o algo por el estilo. Y los argumentos volverán a ser argumentos tramposos. Porque una cosa es valer para el Everton, el Tottenham o incluso el Sevilla si me apuras, y otra bien distinta es valer para el Real Madrid. En el Madrid no vale con ser un buen jugador. Fekir es un buen jugador. Canales es un buen jugador. Oyarzabal es un buen jugador… Por citar algunos de los rivales recientes… Pero a nadie se les ocurriría ficharlos para el Madrid.

Sin embargo, a los descartados por el club blanco se les mide de otro modo. Y un jugador del nivel de Fekir, Canales u Oyarzabal, son reclamados como cracks mundiales a los que el entrenador de turno (porque el problema no es Zidane sino el banquillo que ocupa), ha descartado injustamente. Porque todo el mundo sabe que si el Madrid no lo gana todo es porque le falta un Fekir en su vida. ¿No te habías dado cuenta?

En fin, que siempre es importante encontrar a un jugador, que al parecer es un supercrak, en el que el entrenador blanco no confió, injustamente (por supuesto). Menos decir que el Madrid gana por méritos propios, cualquier cosa.

¿En qué jugador no confió Zidane que a día de hoy sea titularísimo en un equipo top, pero top de verdad, un Bayern, un Liverpool, un City o una Juventus? Que me lo digan, porque yo no conozco ningún caso. No con Zidane. Y no me venga usted hablando de Keylor Navas, que Zizou cedió al portero del futuro, Lunin, para hacerle un hueco a Navas, antes de que Navas tomara las de Villadiego el día previo a finalizar el mercado de fichajes. Que un par de años antes, Zizou rechazó comprar a Kepa porque Navas era titularísimo… En serio, dígame usted, ¿en quién no confió Zidane cuando debería haberlo hecho? ¿Dónde está ese futbolista ahora? ¿A quién habría que quitar para meterlo a él…?

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