Permítanme dar un rodeo hasta llegar al fútbol. Les prometo que llegaré a Sergio Ramos. Pero he de empezar desde un punto muy alejado, para poder hablar del jugador de Camas.

La ciencia, de la que todos presumimos (aunque la mayoría no tenga la más mínima formación científica) se basa en la evidencia. En los hechos. Básicamente, podríamos decir que la ciencia es la aplicación metodológica y sistemática del sentido común a la observación de los hechos. En última instancia (o quizá en primera, depende cómo analicemos la Historia de la ciencia), consiste en decir: es de día, porque puedo ver la luz del Sol. Y esta simplificación del método es la que el ser humano ha aplicado desde el inicio de los tiempos a su forma de descubrir el mundo. Lo llamamos “experiencia”, que tiene la misma raíz que “experimento”. De tal modo que la ciencia experimental (que es a lo que hoy llamamos “ciencia” a secas), no consiste en otra cosa que en tecnificar y sistematizar el conocimiento experiencial. O sea, que es la aplicación del sentido común a la experiencia, de forma controlada y mediante una metodología establecida y hasta estandarizada, por lo que se suele denominar “la comunidad científica” (pasemos por alto que la misma ni es “comunidad”, ni siempre responde en función de lo meramente científico, si tal cosa existiera).

Hago toda esta descripción para llevar a entender que una mente razonable, que en el día a día se guía por lo evidente, por lo objetivo, por los hechos patentes, no es otra cosa que una mente científica. Aunque no vista de bata, ni esté en un laboratorio. Muchas veces esta mente científica, no de laboratorio sino del día a día, la ejercitaron las gentes sencillas, que tenían que sacar adelante a sus familias, en situaciones adversas. Así, en tiempos medievales, campesinos desconocidos cambiaron el correaje de los animales de tiro y les pusieron herraduras en las patas. Con esto multiplicaron la productividad de los mismos. Dichos avances técnicos se extendieron por el llamado Occidente y generaron tal incremento de las cosechas que conllevaron profundos cambios sociales y políticos. De hecho, se considera que este aumento productivo de los animales pudo ser la causa de la desaparición de la esclavitud medieval.

Avances como éste y muchos otros que se han sucedido en la Historia de la Humanidad, sin que hayan trascendido, se dieron por esa forma de pensar a la que tendemos los seres humanos de forma natural, que es el pensamiento científico de andar por casa, que viene a ser lo que llamamos “el sentido común”. Lo hacemos en nuestra vida diaria constantemente. Con acercar la mano al fuego, una vez, siendo niños, ya se nos queda marcado para siempre que el fuego quema. Es la evidencia del día a día, con la que vamos aprendiendo desde que estamos en el vientre de nuestras madres, hasta la edad adulta.

Por experiencia, en el cole sabemos que al repetidor, que además es el más alto y corpulento de la clase, no hay que tocarle las narices, porque puedes acabar con las tuyas sangrando. Por ejemplo. Eso al fin y al cabo es ciencia. Conocimiento de lo evidente.

Todo lo contrario a la mente científica es la mente ideologizada. En la mente ideologizada la experiencia sólo vale si tiene ajuste en el llamado “sesgo de confirmación”, es decir, si el suceso experimentado sirve para reforzar las ideas que ya se tienen de antemano. Si el suceso pone en duda las ideas preconcebidas (o, más que preconcebidas, elegidas), o bien no se tiene en cuenta o bien se le busca alguna explicación que termine encajando con dichas ideas.

Cuando la persona está fuertemente ideologizada, el sesgo de confirmación es tan potente, que la capacidad de razonar lógicamente desaparece y queda sustituida por una especie de pensamiento pseudolateral, que consiste en buscar argumentos que no sean fácilmente rebatibles, aunque carezcan de la necesaria lógica. Con frecuencia, la estratagema es romper el marco real de los hechos, y enmarcarlos en un contexto irreal, o directamente descontextualizarlos. Por eso son difícilmente rebatibles, porque hay que volver a reconstruir el contexto desde el principio, cosa que la persona ideologizada no te va a dejar hacer. Si se ha cargado el contexto aposta, ¿cómo va a permitir que lo reconstruyas?

La paradójica contradicción de nuestros tiempos es que cuanto más presumimos de científicos, menos científicos somos y más ideologizados estamos. Y todo esto se ve en política y en muchos aspectos de la realidad. Es más, todos sabemos que no podemos hablar de ciertos temas, porque nos arriesgamos a que nos llamen fachas o comunistas, sólo porque aplicamos una postura lógica (acertada o no, pero al menos lógica) a los temas de los que hablamos. A mí me ha pasado que una misma persona me llamó primero comunista y luego facha, cuando no soy ni lo uno ni lo otro. Es más, estoy en contra de todo autoritarismo, venga desde la izquierda o desde la derecha. Pero también me ha ocurrido que en un mismo día unos me hayan llamado “machista” y otros “feminista”. Y eso que no soy consciente de ser ninguna de las dos cosas. Pero es lo que tiene la ideologización: que niega la realidad y etiqueta negativamente todo aquello que la ideología elegida no puede asimilar. Ese etiquetar (comunista, facha, machista, feminista) es lo que decía antes de poner los argumentos en un marco que no es real. Si yo soy una de esas cosas, mis declaraciones quedan enmarcadas en el contexto de una persona que quiere defender una de estas ideologías y, por tanto, ya no valen. Independientemente de lo evidenciables que sean mis ideas.

Pues bien, todo esto es lo que hace que muchos nieguen la realidad futbolística de Sergio Ramos. El camero es uno de los mejores centrales de todos los tiempos. Probablemente es el mejor defensa de los últimos 25 años, sin ni un solo rival que se le pueda comparar. Y esto no es una opinión, es una evidencia.

Un tipo que siendo titularísimo siempre, en cualquier equipo que ha jugado, y que tiene todo el bagaje que tiene detrás…

Para empezar es el capitán del Real Madrid, lo que equivale a decir que lleva muchos años en la élite del fútbol mundial. Porque a capitán del Madrid se llega tras muchos años jugando en la primera plantilla. Y si no tienes mucho nivel, no puedes aguantar muchos años en un equipo de mucho nivel. Sólo el hecho de ser el capitán madridista ya le sitúa como uno de los mejores jugadores de su generación.

Para continuar es el capitán de la Selección Española y el jugador que más internacionalidades acumula a nivel mundial. Nadie ha jugado tanto con su selección como Ramos con España. Y lo ha hecho en una España que ganó dos Eurocopas y un Mundial. No hablamos de la selección de Malta, precisamente.

Esas dos capitanías y ese récord de longevidad le sitúan muy alto como futbolista. Aunque si fuera sólo eso, no se podría afirmar que Ramos es de los mejores de la historia, “sólo” de los mejores de su tiempo.

De la generación que ganó dos Eurocopas y el Mundial, es uno de los pocos que fue titulares todo el tiempo. Los únicos que estuvieron en el 11 titular de las 3 finales que se ganaron fueron: Casillas, Iniesta, Xavi y el propio Ramos. Y si hablamos de jugar las tres finales enteras, hay que descontar a Iniesta.

Así que el peso de Ramos en la mejor generación de futbolistas españoles de todos los tiempos, es altísimo. No menor que los abanderados Casillas, Xavi e Iniesta. Y además es el único de ellos que sigue vistiendo la roja, y el que más internacionalidades habrá acumulado cuando cuelgue las botas.

Pero es que hay que añadirle que ha sido el capitán del equipo más dominante en Champions desde la época de Di Stéfano. Porque el único equipo que ha superado las 4 Champions en 5 años del Madrid de Ramos (y obviamente de Cristiano Ronaldo), han sido las 5 de 5 que ganaron Don Alfredo y los suyos.

Además, Ramos no sólo era el capitán y el bastión defensivo. También añadió el plus de los goles. Y goles decisivos. Marcó los goles que sirvieron para llegar a la prórroga, empatados con el Atleti, en las finales de Lisboa y Milán (que por cierto fueron las más igualadas). A esto hay que sumar que para llegar a la primera de ellas también había marcado un doblete ante el Bayern, que era el coco de Europa, en semifinales. Y no son sus únicos goles decisivos. De hecho, pocos delanteros de talla mundial han marcado tantos goles tan decisivos como los de Ramos, en la Historia del fútbol. Pero si hablamos de defensas, no ha habido ninguno.

A Ramos no se le puede reprochar que le falten títulos colectivos o distinciones individuales. Al Mundial y las dos Eurocopas con la selección, hay que sumar 4 Champions, 5 Ligas, 2 Copas del Rey, y un puñado de supercopas, mundialitos y demás. Eso a nivel colectivo. A nivel individual ha sido distinguido de múltiples formas. Entre las más significativas, ha formado 6 veces parte de la terna de los nominados al Balón de Oro, 8 veces ha sido seleccionado en el equipo del año de la UEFA y 10 veces en el once del año de la FIFA. Repito esto último por si el lector no se ha dado cuenta de los números: 8 veces en el equipo del año de la UEFA, 10 (¡diez!) en el de la FIFA. También fue incluido en el 11 ideal de la década 2010-2019 de France Football, la revista que otorga el Balón de Oro.

Quiero quedarme con este último reconocimiento, porque, en teoría, ese 11 distingue a los mejores de una década, no a los de un año suelto, sino a los que han mantenido la suficiente regularidad como para ser destacados como los mejores en el global de 10 temporadas. El central que acompaña al madridista es Van Dijk, y por tanto podríamos afirmar que es el que, según France Football le podría hacer sombra como mejor central de los últimos 10 años. No me quiero extender en el jugador holandés, que es muy bueno, pero su hoja de servicios entre 2010 y 2019 está a años luz de la de Ramos. Van Dijk no tiene títulos con su selección, ha ganado una Champions por las 4 de Ramos… La diferencia es abismal… E, insisto, en teoría es el central que más se acerca a Ramos en el global de esos 10 años. El resto, al menos según la revista francesa, estarían todavía más lejos.

Podríamos seguir poniendo evidencias de la dimensión de Ramos como central. Todo esto son hechos. E, insisto, hay más (por ejemplo, ha marcado 100 goles con el Madrid, más 3 con el Sevilla, más 23 con la selección).

Pues con todo esto, todavía hay gente que se escandaliza porque a Ramos se le pueda distinguir como el mejor defensa de todos los tiempos. A mí estos títulos no me gustan porque comparar épocas es muy difícil. Pero si hay que nombrar a uno como el mejor de la Historia… los datos, las evidencias, los hechos, la realidad… está ahí. Ramos está a la altura de los grandes mitos de la Historia del fútbol.

Negarlo es simplemente negar la evidencia. Y negar la evidencia es, como decíamos al principio, lo contrario a pensar.

PD: Sí. Por si no ha quedado claro, estoy afirmando que negar que Ramos pueda ser considerado el mejor defensa de la Historia es de negligentes. Ni más ni menos.

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