Con todo lo que sabemos, es evidente que el Barcelona F.C. compró árbitros, en el sentido de pagar por poder decidir qué árbitros arbitraban en Primera División. Detallar esa corrupción y definirla lo mejor posible, es trabajo de jueces y abogados, pero lo mollar ya está muy claramente demostrado. Sostener que el Barcelona F.C. no logró influir en los arbitrajes, dado el saldo arbitral, las declaraciones de los propios árbitros ante el juez, los nervios de exárbitros antimadridistas como Iturralde, la no justificación por parte del club pagador del motivo de los pagos… es como sostener que las vacas vuelan.
Ahora, las preguntas son otras. La primera es si habrá sanción. Evidentemente, la sanción o no sanción al Barça dependerá de lo político, no de lo judicial, porque ahí la cosa está clara. Si el Barça no es declarado culpable y fuertemente sancionado, sólo será por la mediación de ciertos políticos. Y esto puede pasar porque el “mes que un club” es uno de los mayores instrumentos de propaganda del nacionalismo catalán. Nacionalismo con poder en el Gobierno de España, por las cosas que todo el mundo sabe.
Pero que el Barça es culpable, es una evidencia irrefutable.
La segunda de las preguntas que quedan en el aire es: ¿Sigue el Barça influyendo en los arbitrajes de algún modo? Hemos visto, lo estamos viendo, que sigue habiendo arbitrajes raros, que el CTA no ha hecho ninguna limpieza interna, que en los medios se ha intentado minimizar el escándalo… y que, en definitiva, se ha tratado de esconder el Negreirato bajo la alfombra. Como si no pasara nada. Y mientras todo sigue igual, uno se pregunta, ¿de verdad el Barça renunció a controlar a los árbitros por una cuestión ajena al propio club y, hasta cierto punto, fortuita, como es que el CTA jubile a Negreira? Yo entiendo que la política de un club, o de cualquier institución, cambia por decisiones internas. Por ejemplo: un cambio de presidente y que el recién llegado imponga un código ético nuevo. Pero ese no fue el caso. El Barça dejó de pagar a Negreira porque éste se jubiló, no porque algún directivo dijera que aquello era inmoral. Por tanto, es normal sospechar que, ante la jubilación del recadero, buscaran o bien a otro Negreira o bien una forma nueva de mantener el statu quo por el que invirtieron cerca de 8 millones. Y teniendo en cuenta que todo parece seguir igual…
La tercera pregunta es: ¿Qué pasa con los medios de comunicación y periodistas que blanquearon y siguen blanqueando el delito? Está claro que hay medios y periodistas con nombres y apellidos dedicados al blanqueamiento del Negreirato. ¿Se les investigará? ¿Seguirán contándonos el relato del fútbol español impunemente, cuando fueron cómplices del delito por omisión o, peor, por justificación del mismo? ¿Perderán su credibilidad, al menos, o una parte importante del público seguirá viéndoles, escuchándoles, leyéndoles y manteniéndoles en el candelero? Y, otra pregunta dentro de la pregunta, ¿por qué lo hacían y hacen? ¿Por convicción, porque reciben algún sobresueldo de los mismos que pagaban a Negreira, porque son profundamente ineptos, porque sus jefes tienen una agenda política que hay que cumplir…?
Esas son las preguntas que ahora quedan en el aire y que algún día, tal vez, obtendrán respuesta.