Cuando compras un medicamento sabes que éste puede tener una serie de contraindicaciones, efectos secundarios, secuelas negativas. El comprar árbitros también los tiene. Y no se trata de lo que ocurre si te pillan. Estamos viendo que si prevés a tiempo que te van a pillar e influyes en la RFEF, el CSD o en LaLiga, puedes seguir compitiendo como si no pasara nada. Bueno, sí que pasa, pero es más a cuestión de imagen que de otra cosa. Las sospechas cada vez que se equivocan a tu favor o a favor de tus aliados, o en contra de tu principal rival… Y el hecho de que unos errores y otros se produzcan de forma continuada… En fin… No seamos malpensados. Negreira sólo pasaba por ahí, iba a las reuniones del CTA y el colectivo arbitral en Santander a comer rabas y beber unas cañas, contemplando la playa del Sardinero. Pensemos que sí.
Imaginemos, aunque nos cueste, que el arbitraje español está limpio y que los continuos errores arbitrales a favor de Barça y Atlético que estamos viendo en la Liga, así como la obscena cantidad de penaltis que le han birlado al Real Madrid desde el partido bien arbitrado, por el VAR, contra el Almería y la polémica orquestada por el antimadridismo sociológico y periodístico de este país (así, de memoria, me salen dos contra el Getafe, tres ante el Atlético, otros dos ante el Sevilla, otro ante el Athletic, otro ante el Osasuna…), así como la polémica del partido contra el Valencia, o el increíble zoom contra el Sevilla del que nunca volvimos a saber… Que todo eso es suerte. Que sí, que nos lo creamos. Que Negreira sólo estaba por las cañas y las tapas, que sólo pasaba por ahí…
Hablemos, pues, del efecto contraindicado de tener suerte con los árbitros, mientras que tu mayor rival tiene mala suerte… Suerte continuada, sostenida en el tiempo, jornada tras jornada, claro…
Cuando el Girona era un potencial rival para el Madrid en la lucha por el campeonato liguero, ganó 17 encuentros, empató 4 y perdió 1. Y desde que el Barça quedó eliminado de la Copa del Rey, y su única forma de acceder a la Supercopa de Arabi…. De España es quedar entre los dos primeros de Liga, el mismo Girona ha cosechado, hasta el día de hoy, 3 victorias, 1 empate y 5 derrotas. Es decir, que cuando suponía un problema para el Madrid, el Girona ganaba el 77% de los partidos y perdía el 5%. Mientras que desde que es un problema para el Barça ha ganado el 33% y perdido el 55%. Pensemos que la forma de interpretar las jugadas grises de los árbitros no ha tenido nada que ver en este cambio. Creámonos que el Girona sobrepuntuaba por casualidad, hasta que se convirtió en un equipo que estorbaba al Barça y que, desde entonces, infrapuntúa por pura casualidad.
Comulguemos con piedras de molino y creamos que sólo es suerte, repetida desde la jornada 1 hasta la 31 actual, justo antes del Clásico que puede sentenciar la Liga. La misma suerte que hace que el Madrid tenga un saldo de expulsiones negativo en lo que va de siglo. 24 años de mala suerte. Tengamos fe, fe en que todo es suerte o mala suerte y que, simplemente, a unos les sonríe siempre y a otros les perjudica siempre.
Creámonos que es mala suerte, pura casualidad, que el equipo con Vinicius, Bellingham, Rodrygo, Brahim… Es decir, el equipo con más técnica y regate del campeonato, con muchísima diferencia respecto al segundo… Creámonos que es casualidad que ese equipo lleve cuatro expulsados propios y ninguno rival. Que, por casualidad, los rivales no han metido la pierna a destiempo ninguna de las veces y por eso no ha habido expulsiones…
Creámonos que el equipo que es el que menos faltas ha cometido del campeonato, con 304 hasta la fecha, y el segundo que más ha recibido con 438, lleva 4 expulsados propios y 0 de los rivales… Por casualidad, mala suerte. Y creámonos que esas son las faltas reales y no sólo las señaladas por el colectivo arbitral que tenemos, puro, casto y limpio. Creamos. Tengamos fe.
Creámonos que, casualmente, el Barça no ha cometido ningún penalti en todo el campeonato liguero, el mismo Barça del PSG, ese, el del penalti obsceno de Cancelo, y que por eso no le han pitado ninguno en contra. Creámonoslo.
Digamos eso, que es suerte continuada y sostenida. Compremos que el Barça y el Atlético de Gil Marín, ese hombre que emite comunicados a través de la Comisión Delegada de la Liga, de la que no es miembro sino vicepresidente… tienen suerte. Sólo suerte. Que Real Madrid TV adultera la Liga hablando de errores arbitrales reales y concretos, pero… que la suerte al final les sonríe a ellos. A los que pagaban a Negreira, tenían a Gaspar de vicepresidente de la RFEF o los que tienen a Gil Marin de mano derecha de Tebas en la Liga. Creámonoslo. Fe, tengamos fe.
Seamos imbéc… ingenuos, bienpensantes.
Pues bien, esa suerte permanente tiene un efecto negativo, una contraindicación evidente, de la que se habla poco: Que resulta que tu equipo es peor y juega peor de lo que parece, que la planificación deportiva es más mala de lo que te cuentan y que tu entrenador vale menos de lo que presume. Y esa mala suerte permanente del Madrid, tiene el efecto contrario: Que resulta que es mejor equipo y juega mejor de lo que parece, que la planificación deportiva es más acertada de lo que piensas y tu entrenador vale más de lo que te quieres creer.
Y claro, cuando unos son peores de lo que parece y otros mejores, y vamos a Europa, donde, por algún motivo, la suerte no funciona como en España… Pues resulta que unos celebran haber llegado a cuartos de final, donde caen ante equipos mediocres haciendo el ridículo y los otros llegan a semifinales como rutina, incluso si eso supone tener que eliminar al equipo más fuerte de la competición. Y entonces aparecen los lloros y las frases del estilo “esto no hay quien lo explique…”. Pero la explicación es muy sencilla: Barça y Atlético están en Liga mejor de lo que deberían y como están mejor, se creen mejores de lo que son. Y desde esa distorsión de la realidad, analizan los partidos. Y no lo entienden. Tanto unos como otros han hablado de tratar de ganar esta Champions. Sí, hablaban de ganar la Champions… La Xavineta, que venía de caer dos años consecutivos en la fase de grupos y el equipo del Cholo, que el año pasado quedó último en esa misma fase, por detrás de escuadras como el Brujas belga. Dos equipos ridículos, en comparación con los grandes de Europa, hablando de ganar la Champions. Dos equipos ridículos en comparación con lo que ellos mismos han sido, hace no tanto.
Más nos vale a los madridistas que nuestro equipo nunca caiga en la compra de árbitros, porque el efecto secundario es una dolorosa distorsión de la realidad, que te hace creer que puedes luchar por objetivos por los que no puedes luchar y, peor aún, creer que la planificación de la plantilla y, en el fondo, la gestión del club, es mejor de lo que en realidad es. ¿Os imagináis que la estrella del Madrid, en vez de un Vinicius de 23 años, fuera un Griezman de 33 o un Lewandowski de 35? ¿Que su escudero en vez de un Bellingham de 20 fuera un Morata de 31 o un Gundogan de 33? ¿Que con eso el club estuviera en la ruina y sólo pudiera fichar jugadores de segundo nivel o estrellas en decadencia? ¿Y que no exigiéramos la dimisión del presidente pensando que tenemos un equipazo? Pues eso. Que tu relato cada día se aleja más de la realidad, ese es el efecto de la compra de árbitros… o de la suerte continuada y sostenida. Que a lo mejor es sólo eso. Suerte.