Haaland y Vinicius

Tras el partidazo de la ida de semifinales de Champions entre Real Madrid y Manchester City, estamos escuchando por muchos sitios que Haaland pasó desapercibido, que no hizo nada, que no estuvo en el partido…

No nos equivoquemos, Haaland es así. Es un rematador, un finalizador. El mejor del mundo cuando se trata de convertir el buen juego de su equipo, en goles. Haaland no participa de la creación de la jugada. Tampoco es como Benzema, que apoya al centro del campo y ofrece apoyos a sus compañeros… Estas cosas puede hacerlas, pero muy puntualmente.

Si Haaland jugase en el Real Madrid, los antimadridistas le llamarían despectivamente “empujabalones”. Haaland es gol. Y punto. Y el día que no marca, parece que no ha jugado. Lo que pasa es que esos días son raros.

La desaparición del noruego en el partido contra el Madrid significa que el Madrid desarticuló el juego del City, cuyo mayor peligro fueron los disparos desde fuera del área, gol incluido.

Sin embargo, incluso en noches como la de ayer, Haaland te puede hacer un roto. Porque tuvo una. Una en la que suele marcar con cierta frecuencia, pero el remate le salió centrado, a las manos de Courtois. Luego estuvo a punto de tener otra, más o menos igual, pero que probablemente habría entrado, si no llega a ser porque Alaba se tiró al suelo y le taponó en la última décima de segundo. Fueron dos llegadas, una en la primera parte, otra en la segunda, que al no terminar en la red, ni estrellándose en el palo, ni con un paradón descomunal de Courtois… pues no las consideramos como llegadas peligrosas. Pero lo fueron, y mucho. Porque normalmente Haaland no necesita mucho más para marcar.

El rubio del Norte no suele aparecer mucho en los partidos. No interviene en casi nada. Pero en jugadas muy concretas, de pronto te ha hecho uno o dos goles. Ese es su fútbol, eso es Haaland.

Todo lo contrario que Vinicius, al que le ves intentarlo una y otra vez, dando salida a su equipo, conduciendo el balón desde su campo al área contraria y, en alguna de esas, marcando o asistiendo. Vinicius desconfigura a la defensa rival, hace que su equipo pueda avanzar metros, mientras obliga al rival a retroceder, condiciona el desarrollo del encuentro y genera un estrés permanente, dando sensación de peligro constante. En cualquier momento, Vinicius te la puede liar. Y eso se percibe en cada acción de ataque del Madrid. Lo percibe su equipo y lo percibe el rival…

Pero Haaland es otra cosa. Haaland parece desconectado del encuentro. Parece que no está. Hace que te olvides de él. “No se está enterando de la película”, piensas. No participa del juego, no condiciona tu sistema defensivo… Y, en un segundo, te ves sacando la pelota del fondo de tu portería, mientras un rubio gigantesco alza los brazos al cielo celebrando gol. Y te preguntas: ¿qué ha pasado? Lo que ha pasado se llama “Haaland”, y te acaba de ganar. Pensabas que no estaba haciendo nada, que no pasaba nada, que no se enteraba de nada… Y te ha dado el golpe de gracia. Tú estás fuera, él dentro. Tu partido maravilloso se ha ido al traste, porque él ha tenido una sola jugada buena. Eso es Haaland.

Por tanto, haría muy mal el Real Madrid en pensar que Haaland no jugó el partido de ida, o que estuvo muy bien marcado (que lo estuvo) o fue totalmente anulado, incluso con relativa facilidad, por Rüdiger. Pero es que Haaland no necesita hacer mucho más de lo que hizo ayer, para ser el hombre de la eliminatoria. Sólo necesita pegarle mejor de lo que lo hizo en la primera parte, para que el balón, en vez de irle a las manos a Courtois, vaya a la red. O pegarle una décima de segundo antes de que Alaba le tapone. Y la mala noticia para el Madrid es que el noruego sabe hacerlo.

Por suerte, no lo logró en la ida. Esperemos que no lo logre en la vuelta. Pero no nos pensemos que Haaland no está, o que necesita hacer mucho más de lo que hizo. No. No lo necesita. Haaland es esto, pero con un poquito más de puntería, que la suele tener.

A modo de despedida, aclarar que no digo todo esto por miedo a Haaland, sino por analizar correctamente lo ocurrido. Probablemente, en la vuelta, nos haga algún gol. Esperemos que no. Pero no lo descartemos. ¿Esto significa miedo a Haaland? No. Significa que el Madrid de Vinicius y Rodrygo necesitará marcar al menos dos veces en el Etihad Stadium. Nada más.

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