El Sevilla se marcha de Europa haciendo un papel digno ante el Borussia, con un resultado global de los alemanes de 5-4. De los cinco goles bávaros, cuatro los ha marcado Haaland. Doblete aquí, doblete allí.

Si nos fijamos en lo que ha necesitado el rubio vikingo para perforar una y otra y otra y otra vez la portería sevillista, nos daremos cuenta de que no ha sido una técnica como la de Mbappe, la de Ibrahimovic o la de Odegaard. No. Erling, sin ser torpe, ni mucho menos, no es un virtuoso del balón. No es Zidane, no es Ronaldinho. Su técnica está bien, es aseada, correcta. Bien. Sin más. De hecho, probablemente, si lo comparamos (y perdónenme por hacerlo) con Asensio, el madridista sea superior en este apartado.

El problema del mallorquín es que al fútbol no se juega sólo con los pies. La técnica es básica, imprescindible. Por supuesto. Y Haaland, sin ser el mejor en este apartado, tiene la dosis necesaria para hacer lo que hace. También tiene un físico impresionante. Es otra pieza importante en el fútbol. Siempre lo fue. De hecho no hay nada más viejo en el fútbol que la frase aquella de: “En el fútbol moderno ya no prima la técnica, sino el físico…”. Que le pregunten a los futbolistas ingleses que corrían tras Maradona sin poder alcanzarle, si el físico en su época era un factor determinante. O que le pregunten a los rivales de Pelé, si el brasileño era o no superior físicamente a la mayoría de ellos. O a Gento, el único jugador de la Historia que ha levantado seis Copas de Europa, a ver si la potencia física del español era o no determinante en su fútbol.

Personalmente creo que es evidente que Haaland le supera en este apartado, pero demos por bueno el físico de Asensio, ya que los que saben dicen que el mallorquín también destaca en este apartado. Entonces, si en técnica y físico no podemos explicar la abismal diferencia que existe entre un jugador y otro… ¿Qué nos queda? La cabeza.

Haaland tiene una mente (y una mentalidad) ideal para el fútbol. Parece siempre concentrado, aunque sólo él sabe si realmente es así, y se activa y desactiva en centésimas de segundo en función de cómo vaya la jugada. Me estoy acordando de un mal pase entre los sevillistas, que estaban moviendo el balón entre el mediocentro y la defensa, al que Haaland se lanzó como un tiburón. No era un error garrafal. Era sólo un pequeño despiste. Ni siquiera un pase malo, sino uno dubitativo… Pero Haaland olió sangre y sus instintos de depredador se activaron al instante, se lanzó a por su presa y se hizo con la pelota. La jugada al final no ha acabado en nada. Pero ha sido impresionante. Haaland llevaba un rato andando, mientras el Sevilla tocaba y tocaba. Parecía que la cosa no iba con él. Pero nada más lejos, su mente estaba concentrada en el esférico y cuando ha surgido la más mínima posibilidad… Ha sido como ver un león abalanzarse sobre una indefensa liebre. Por momentos me ha parecido tan abusivo como un adolescente quitándole la merienda a un niño en el parque.

Pero la mente de Haaland no sólo tiene la virtud de estar al acecho y activarse de golpe… Si solo fuera eso… En un contragolpe, Haaland, que siempre busca el lugar correcto para posicionarse, ha recibido el balón antes de tiempo. Su compañero, que debía haber apurado un poco más, le ha entregado el esférico en una zona en la que todavía no había verdadero peligro. ¿Qué habrían hecho la mayoría de los delanteros del mundo? Habrían intentado una jugada personal, tratando de entrar al área tras encarar al defensor. Algo que cuando sale, es un golazo, pero que estadísticamente la inmensa mayor parte de las veces no sale. ¿Qué habría hecho Asensio? Ralentizar el juego, sobarla, hacer que el contragolpe dejara de ser un contragolpe y cuando se hubiese esfumando todo peligro, se la habría pasado atrás a Kroos. ¿Pero qué ha hecho Haaland? El noruego la ha devuelto al primer toque, sin perder ni medio segundo. Ha sido como si le dijera: “Mala. Espera un poco y vuelve a intentarlo…”. Y el compañero lo ha entendido, porque Haaland ha seguido avanzando hacia la portería y el balón le ha vuelto a llegar, esta vez sí, en situación peligrosa, ya dentro del área. Todo lo que estoy contando ha ocurrido en muy pocos segundos y en apariencia sólo ha cambiado que la segunda recepción ha sido dentro del área. Entonces Haaland ha visto un compañero en mejor posición que él, se la ha cedido… Y bueno, que la jugada no ha acabado en gol porque Bono ha hecho un paradón increíble. Pero todo ha pivotado en torno al entendimiento del juego del noruego y su velocidad en la toma de decisiones.

Ese entendimiento del juego, ese pensar rápido, ese ser disciplinado para hacer lo que pide cada situación en cada momento, su cabeza, en definitiva, es lo que convierte a Haaland en el jugador que es y que muy probablemente será durante muchos años: el mejor delantero centro del planeta. En cambio Asensio, con mayor habilidad en los pies que Haaland, es un jugador improductivo, que aporta poquísimo a su equipo. Simplemente porque su cabeza no es la de un futbolista profesional. Y no hablo de que no se cuide, no se entrene, o no se esfuerce. Todo eso doy por sentado que lo hace. Ni siquiera hablo de que tenga limitaciones intelectuales. ¿Quién sabe si Asensio podría llegar a ser doctor en filosofía o yo qué sé… si en vez de jugar al fútbol se dedicara a otra cosa? El problema de Asensio es que su mente carece de voracidad depredadora y no entiende el juego con la clarividencia de Haaland.

En fútbol se pueden entrenar muchas cosas, pero tener cabeza para este juego (ya sea la capacidad de entenderlo desde niño, ya sea la capacidad de aprender) es algo que se tiene o no se tiene. Haaland lo tiene. Asensio no.

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