Es cierto, la Cibeles ha pasado el 2021 en completa soledad, sin celebración alguna. Pero también es cierto que el Madrid estuvo peleando hasta el final por los títulos más importantes, la Liga y la Champions. Poco consuelo, también es cierto, si al final no se gana nada; aunque te quedes tan cerca de conseguirlo como que un árbitro, Martínez Munuera, presionado por la prensa barcelonista hasta límites mafiosos (aquellas acusaciones falaces de que su familia era madridista y aquel periodista que fue a buscar a sus padres tras el derbi de la primera vuelta…), en vez de pitar un penalti clamoroso a favor del Madrid, terminara pitando un penalti que no era a favor del equipo de ese tal Monchi que se queja cada vez que pierde en el Bernabeu, pero calla indecentemente cuando le regalan resultados favorables. Siempre pasa lo mismo, ¿verdad Monchi?

No obstante, el que el Madrid se quedara a una decisión arbitral y arbitraria de ganar la Liga, y se fuera apeado de la Champions cuando ya sólo quedaban el propio Madrid y los equipos de los petrodólares, coloca a los blancos como el mejor equipo, en conjunto, de todos los equipos españoles y, al tiempo, lo mantiene en la élite europea. Es más, el Madrid aparece en el horizonte como el único club capaz de plantarle cara a los clubes-Estado, hoy y en el futuro inmediato.

Por otro lado, en España se han desmoronado el Barça y el Atleti, para disgusto de Javier Tebas, dejando a los herederos de Bernabeu como los únicos de entre los grandes que siguen estando en lo alto.

A todo esto, hay que sumar que el Madrid ha mirado a futuro, cuando muchos otros se quedaban con el pan para hoy que es hambre para mañana. Me refiero a dos temas: el tema de CVC y el tema de Mbappe y Messi (e incluso Griezmann).

El tema de CVC: Entre los 42 equipos de Primera y Segunda División (me niego a llamar a esas categorías con nombres bancarios), 4 son clubes (o sea que le pertenecen a sus socios, más allá de que sus mecanismos internos sean más o menos adecuados para garantizar tal pertenencia). Estos clubes son Real Madrid, Athletic de Bilbao, Barcelona y Osasuna. De los cuatro, sólo el Osasuna ha aceptado bajarse los pantalones ante el timo de CVC, que te concede un préstamo hoy, que tienes que devolver y que, además, te obliga a pagar unos intereses brutales en forma de derechos de imagen y demás durante 50 años.

De los 4 clubes de fútbol que son de sus socios, repito, tres de ellos, el 75%, los tres que casualmente nunca han descendido a Segunda (lo que también dice mucho de las decisiones que se toman en tales clubes) han rechazado el timo de CVC. Sólo uno, el 25%, el de menor tamaño y menor relevancia histórica, el Osasuna, ha aceptado la estafa.

En cambio, de los 38 clubes restantes, pertenecientes todos ellos a sus accionistas, que no a sus socios o a sus aficionados, sólo el Oviedo ha tenido la dignidad de rechazarlo. Entendamos que el objetivo de un accionista no es prolongar la supervivencia en el tiempo de la entidad de la cual ha comprado acciones, sino comprar acciones baratas hoy y venderlas caras mañana. Al accionista le importa el momento: no está ahí por el sentimiento, por haber sido socio del club durante 20 años, no por… no por nada. Sólo está ahí porque si he comprado acciones por valor de 5, cuando este valor suba a 7 vendo y me piro. Lo que pase después, me da igual.

Sólo esto, el beneficio inmediato, puede explicar que de los 38 clubes que en ningún momento son de sus aficionados, sino sola y únicamente de sus accionistas, 37 (el 97%) haya aceptado la estafa perpetrada por Javier Tebas.

Pan, aunque poco, para hoy y hambre, mucha hambre para mañana. Eso es lo que el Madrid y tres más han rechazado.

El resto han aceptado las migajas que les daban, a cambio de hipotecarse para siempre.

Tema Mbappe, Messi y si me apuras Griezmann: El Barça quería aferrarse a Messi, que por muy grande que haya sido, tiene mucho pasado, poco presente y nada de futuro. Pero la realidad es que ni en el presente podían quedarse con su macroestrella. Así que Messi ha volado al PSG, que se recrea en el hecho de tenerle a él y a un tal Neymar, que entre lesión y lesión ya ha alcanzado los 30 años de edad, lo que no augura un largo porvenir. Allí está también un tal Sergio Ramos que empezó el año diciéndole a su cuerpo que tenía 28 años y su cuerpo se ha empeñado en contestarle, de forma reiterativa, que no, que son en realidad 35.

Hagamos un paréntesis para comentar que en todo este tema del desplome económico y deportivo del Barça, el Atlético ha querido pescar en río revuelto y se ha quedado con Griezmann, por 40 millones de salario bruto año. Un Griezmann que tiene presente, pero que da la sensación de tener más pasado que futuro. Pero volvamos al PSG.

En el PSG juega un tal Mbappe, con poco pasado (aunque el suficiente como para haber ganado un buen puñado de títulos en Francia y un Mundial con su selección, marcando en la final, y haber sido ya finalista de la Champions), muchísimo presente y mucho más futuro. Mbappe y el Madrid han intentado unir sus caminos desde que el chico rompió los moldes en el Mónaco, quitándole el título liguero a los petrodólares qataríes. Pero Kylian era muy joven entonces y la dictadura de Qatar lo quiso para su equipo. Los petrodólares eran más que los euros que ofrecía el Madrid, Kylian era y es parisino, la familia del chico no estaba por la labor de cambiar de país y la BBC aún brillaba lo suficiente como para hacer dudar al francés de que tendría hueco en el 11 titular blanco. Así que Kylian firmó por el PSG. Pero nunca dejó de mirar hacia el Madrid y el Madrid nunca dejó de desearle. 2021 parecía el año en que Mbappe y el Madrid unirían sus destinos. Pero la dictadura de Qatar, sabedora de que los Messi, Neymar y Ramos son menos presente y muchísimo menos futuro que Kylian, se plantó y retrasó la unión ineluctable. Sin embargo, acaba el año y acaba el contrato de Mbappe con los qataríes. Y como el PSG está en Francia, no en Qatar, la dictadura no puede retenerlo sin contrato. Así que todo el mundo empieza a asumir que Mbappe volará a Madrid.

Y si se ha hablado mucho del Madrid y de Mbappe, también se ha hecho de Haaland. La otra gran perla mundial. A Haaland le representa un tal Raiola, al que le gusta mucho el circo mediático. Se dice, se cuenta, se rumorea que Haaland también quiere ir al Madrid y también han corrido chorros de tinta hablando de este tema. Nunca se sabe lo que pasará en el futuro, pero sí hay dos cosas seguras: la primera es que Haaland no seguirá indefinidamente en el Dortmund y la segunda es que Haaland no pisará el Camp Nou si no es como visitante.

Mucho se ha hablado del Madrid y de Haaland. Es más, si Laporta se reúne con Raiola para hablar de Haaland, no es por ficharlo para su equipo, sino para enredar y que no fiche por el Madrid. El Madrid y Haaland, Haaland y el Madrid…

El caso es que el Madrid ha estado acaparando portadas por dos futuribles fichajes, los más prometedores y mediáticos del mundo, los que todo el mundo quiere y los que todo el mundo prevé que acumularán los próximos Balones de Oro. Así que, inevitablemente, más allá de lo que ocurría en el campo, todo el mundo hablaba del Madrid.

Para sumar a todo esto, las obras del estadio, que van a convertirlo en el más moderno del mundo, también han dado que hablar.

Para resumir y no extenderme mucho más: por plantarle cara a los clubes-Estado, por los fichajes que quiere hacer, por la renovación del estadio, por plantarle cara a CVC, por el follón mediático de la Superliga, por la aberración estadística de los penaltis que no le pitan al tiempo que en ESPN vomitan patrañas sobre el pasado madridista… y, por supuesto, por lo que pasa en el campo, que al final resulta que el equipo termina el año como líder de la Liga y como el gran favorito para ganarla (ésta y las siguientes). Por todas estas cosas y alguna que me dejo, el Madrid ha estado siempre en boca de todos y en todos los lados, omnipresente.

Incluso un tal Iván Alejo, un futbolista del montón del que no habréis oído hablar hasta hace unos días, cuya carrera ha oscilado siempre entre Primera y Segunda, casi nunca con 30 partidos al año y antimadridista de manual (canterano del Atlético), ha alcanzado la felicidad al recibir, como quien recibe un tesoro, una entrada de Casemiro, lo que le ha abierto las puertas de los medios de comunicación para que pudiera quejase de los árbitros y el Real Madrid, al tiempo que se victimizaba a lo bruto (algo muy de moda hoy en día) y todo en un partido en el que su equipo consiguió rascar un punto en el Bernabeu. Imagino que nunca soñó con que tanta felicidad pudiera ser posible. No obstante, también su bella historia ha necesitado del Real Madrid. Real Madrid esto, Real Madrid lo otro, Real Madrid lo de más allá… Está claro, el Real Madrid ha sido el club del año. Y tiene pinta de que también lo será el año que viene, le pese a quien le pese. A mí lo que me importa, de momento, es que Vinicius y Benzema sigan luchando entre ellos por el Pichichi y Courtois por el Zamora. No por los títulos individuales, sino porque eso significará que el Madrid sigue ganando partidos.

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