Que ya no se sabe qué es mano y qué no. Eso dicen. La realidad es clara: a favor del Madrid, no es mano. En contra del Madrid, sí es mano. Cuatro jornadas antes de que al Sevilla le pitaran a favor un penalti contra el Madrid, por mano involuntaria de Militao (brazo estirado pero no cortaba ningún peligro), al propio Real Madrid le habían escamoteado unas manos igual de involuntarias contra el Betis (brazo igualmente estirado, pero que sí paraba un remate). Si hubiera un criterio reglamentario, el Madrid tendría dos puntos más, sino cuatro, y habría llegado del campeonato a falta de tres jornadas. Nada, más allá de la ambigüedad actual del reglamento, sostiene que se hayan pitado unas manos y no otras.

Hay quien ha cargado contra el VAR por este tema. Queriendo mezclar las churras con las merinas. No señor. El VAR, si el reglamento está claro y se aplica, es una gran ayuda. De hecho, en los fuera de juego, aunque haya todavía errores y jugadas sospechosas, ya no se dan los fallos clamorosos de otras épocas. Si se da un error, que se siguen dando, es por una jugada milimétrica. Pero, en general, se corrigen muchas más jugadas de las que se estropean. Aunque, vaya casualidad, uno de esos errores le quitó al Madrid dos puntos frente al Getafe, porque el señor del VAR no le dio al botón de STOP en el frame adecuado. Pero, aunque haya errores puntuales, siguen siendo los menos. Y, de hecho, por mucho que duela, el fuera de juego de Odriozola frente al Sevilla, era fuera de juego. Por un pie, pero lo era.

No, los errores no los está produciendo el VAR. Los producía cuando el dueño del VAR era el actual avalista de Joan Lapora, Don Jaume Roures. Pero le quitaron el juguete de las manos, el VAR empezó a funcionar bien y los que estaban contentos con el sistema de video arbitraje dejaron de estarlo. En especial, el sheriff Tebas, al que el VAR sólo le molesta cuando no lo maneja su gran amigo Roures y no cuando realmente falla. Y ahí vimos su silencio la liga pasada, hasta el parón. Las huellas de Lenglet en el muslo de Varane, o los sucesos paranormales en el Betis – Barça no eran un escándalo para los Santiago Segurola o Javier Tebas, por mencionar sólo a dos de los que ahora militan contra el VAR. Lo fueron cuando el VAR, tras el parón del confinamiento, ya lejos de las garras de Roures, empezó a funcionar bien y el Madrid, casualidad, ganaba partidos, mientras el Barça, casualidad también, se desangraba.

Volviendo al cachondeo de lo de las manos, el problema es que, tras la llegada del VAR, y sin una necesidad real, el reglamento cambió. Varias veces. Se introdujeron una serie de cambios de normativas tales que las manos dentro del área se pueden interpretar como se quiera, pues siempre hay un argumento legal al que agarrarse. ¿Qué quiero pitar penalti? Digo que la mano estaba en una posición antinatural. ¿Qué no quiero pitarlo? El mismo argumento me vale: La posición de la mano no es antinatural, sino perfectamente natural. Y que me venga alguien a decir lo contrario. Porque ¿qué posición de la mano es natural y qué posición no lo es? Y, por si fuera poco, puedo hablar de intencionalidad, de cortar jugada, de la distancia desde la que viene el balón… Mil cosas para poder elegir qué criterio aplico, pitar lo que me dé la real gana y que siempre haya algo que lo justifique.

En otras palabras: a base de complicar la norma, se ha creado una trampa legal que impide que haya un criterio normativo. Porque si una misma jugada se puede pitar de una forma y de la contraria, es que no hay criterio. No es que las normas sean confusas. No. Es que las normas no son normas. Se anulan entre sí y dejan de tener validez. Es como si no existieran. Se crea un vacío legal que permite al del VOR y al del silbato hacer lo que les dé la real gana en cada ocasión.

Si las normas de la mano no se hubieran cambiado, la polémica no existiría (o sí, pero sólo en la cabeza de gente como Koeman, Piqué y sus acólitos). Porque el asunto es claro. Volvamos a los hechos.

El defensa del Betis para con el brazo estirado y sin verlo venir, un remate que va a portería, por lo que corta una jugada peligrosa. Dos semanas más tarde, el defensa del Madrid, con el brazo estirado y sin verlo venir, toca un balón que iba a caer a los pies de un compañero, por lo que no corta jugada peligrosa. Existen tres posibles criterios:

  1. Si miramos la intencionalidad, ninguno de los dos es penalti, porque ni en el primer caso ni en el segundo, los jugadores lo ven venir. Por tanto, el resultado del Madrid – Betis se mantendría, pero el Madrid muy posiblemente habría ganado al Sevilla (sobre todo porque de no pitarse el penalti en un área, se habría pitado en el otro). Por lo tanto, el Madrid tendría dos puntos más y habría afrontado las últimas 3 jornadas siendo líder.
  2. Si miramos la posición del brazo, en ambos casos está estirado en horizontal, por lo que o son o no son penalti, pero ambos serían lo mismo. En caso de que sí lo fueran, el Madrid habría tenido un penalti contra el Betis y, con la ratio de acierto de Benzema desde los 11 metros (que es del 100%), suponemos que habría acabado en gol y el empate contra los verdiblancos habría sido una victoria madridista. Dado que el del Sevilla sí se pitó, los madridistas no perderían nada en ese otro encuentro. En caso de no pitarse, estaríamos en la situación del punto 1. Así que los blancos tendrían dos puntos más y se habrían puesto líderes a falta de 3 jornadas.
  3. Si miramos el hecho de cortar o no cortar jugada de peligro en el área, el Madrid se habría visto doblemente beneficiado. Porque las manos béticas sí cortaban una jugada de peligro y por tanto era penalti a favor del Madrid. Por ende, dos puntos más. Y el penalti contra el Sevilla no se habría pitado, porque el balón no iba ni a portería ni a los pies de ningún sevillista. Así que otros dos puntos más, para un total de 4. El Madrid, a falta de 3 jornadas estaría líder y le sacaría 2 puntos al Atlético de Madrid y 4 al Barça.

Como se puede ver, para analizar la polémica de las manos no necesito hablar del VAR. El problema son los criterios. La chapuza reglamentaria que se ha hecho, no el VAR. Los que arremeten contra el VAR no están siendo racionales y sus motivos no tienen que ver con los fallos arbitrales que se siguen produciendo a día de hoy. Sus motivos para atacar al VAR, que era algo absolutamente necesario, son un tanto oscuros. Porque hace 3 años, resultaba anormal que se produjeran ciertas jugadas. Era evidente que resultaba absurdo que un espectador pudiera ver una jugada repetida desde una docena de ángulos (a voluntad de Roures) y el árbitro no tuviera herramientas más allá que su capacidad de prestar atención.

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